Causa contra los hermanos José, Vidal y Crispín Escudero por robos.
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“D. José Manuel Becerra, Alcalde Ordinario de 2º Voto de esta ciudad de San Luis y su Jurisdicción: Por cuanto me hallo informado por varios de esta mi Jurisdicción que por el Pasaje del Rosario habitan unas familias de unos Escuderos, los que con poco temor perpetran mil delitos, siendo a los vecinos hacendados de aquel partido de notable perjuicios por los robos que continuamente experimentan en sus haciendas por los citados Escuderos a quienes no han podido contener y sujetar varios comisionados que se han empleado solamente en la persecución de estos por sus muchos y graves delitos que cometen y para averiguar la verdad sobre dichos daños y castigar a sus delincuentes y cómplices, mandé formar este auto cabeza de proceso, a cuyo tenor y por las demás circunstancias que resultasen, se examinen los vecinos de mejor calidad y que conozcan a los dichos Escuderos y sean sabedores de sus hechos…”.
El 15/03/1808, en prosecución de las diligencias de esclarecimiento del auto, comparece el capitán retirado D. José Barroso, de cuarenta y tantos años, casado, residente en el Paraje del Manantial Escondido, en inmediaciones del Rosario, declara que conoce de trato, vista y comunicación de muy niños, a José, Vidal y Crispín Escudero y que viven inmediatos a su estancia, que tiene relación de parentesco en 3º grado de sanguinidad con los citados, que sabe y le consta que son solteros, que su ejercicio es de andar de un lugar para otro en juntas, en compañía de gentes ociosas y que sabe que son perseguidos por la justicia por este motivo, como también por la pública voz y fama que tienen de ser ladrones y que a estos no se les conocen ningunos bienes con que mantenerse, porque jamás se han visto sujetos a salario, que es de pública voz que son perjudiciales a todo el vecindario, que han padecido por estas causas, verse presos y que hasta ahora persisten en la ociosidad formando cuadrillas de gente de su vivir pasando el tiempo en estos entretenimientos, sin que se les haya visto mejoría en sus modos, al contrario y que como vecino y sujeto hacendado, experimenta notables daños y perjuicios con los robos que continuamente está experimentando y que se presume que por la falta de religión y con la mala fama que tienen adquirida en aquel lugar, como asimismo, por no tener con qué mantenerse, sean de los que le perjudiquen en sus haciendas.
El 27/03/1808, comparece el sargento de las milicias Roque Arrieta, de 55 años más o menos, casado, vecino del Paraje del Rosario, ejercitado en labrar tierras y cuidar sus haciendas, declara que conoce a la familia de unos Escuderos, que no tiene parentesco con ellos y que estos son hermanos, uno llamado José, otro Vidal y Crespín, y que hace como 5 años que los conoce de trato, vista y comunicación. Dijo que el ejercicio de estos Escuderos es andar de vagos en juegos y juntas y que, si alguna ocasión se han llegado a conchabar alguno de ellos, nunca han cumplido su conchabo, que es público que son perjudiciales en aquel vecindario y que le consta que, habiendo ido a sus casas, halló matando una vaca a Josef Escudero y que ignorando cuya fuere, dio parte al comisionado D. Juan Andrés Alfonso, presumiéndose que fuese ajena, por la mala fama de estos y que dicho alcalde fue a la casa y descubrió por la confesión que hicieron al Alcalde de la Santa Hermandad D. Florentino Puebla, que la vaca era de D. Dionisio Peñalosa y que le consta también que no tienen con qué mantenerse y ellos nunca procuran sujetarse y que sabe que casi no hay juez que no los persiga a los tres y que otro muchacho que lo están criando, si no se lo pone en donde lo sujeten, saldrá lo mismo, pues ya lo ha pillado voleando potrillos ajenos.
El 07/04/1808 comparece el teniente de Milicias Urbanas D. Tadeo Pereyra, vecino del Rosario, de 50 años poco más o menos, casado, ejercitado en cuidar sus haciendas y declara que conoce a los hermanos Vidal, Crespín y José Escudero, que son sus vecinos y que no tiene parentesco con ellos. Manifiesta que sabe y le consta que son ladrones públicos, que varios jueces los han perseguido y apresado, les han seguido sumaria y les han justificado los robos y que estando haciendo defensa de ellos, le robaron dos ovejas y habiendo ido con el comisionado D. Gerónimo Aguilera a sus casas, les encontraron los cueros de dichas ovejas que los tenían debajo del colchón, que el mismo juez se los sacó y que después de hacerle este robo, fueron a pelearlo a su casa y que le consta que a varios vecinos les están haciendo robos, que la vida de estos es andar jugando, paseando y robando, hasta mujeres y que sabe por boca de las mismas hermanas que el dicho José, desde que tiene uso de razón hasta la edad presente, no se ha confesado, que no les conoce más bienes que una tropilla de cabras, que le consta que no hay partido que no les haya perseguido.