AHSL-Expedientes Criminales-1860-3 - Jacinto Icasati

AHSL, Serie Tribunales de Justicia - Expedientes Criminales, Año 1860, Expediente Nº 3. 
Carátula:
20/09/1860: Causa seguida a D. Jacinto Icasati por haber herido a un soldado de policía llamado Juan Barroso.
Contenido:
Nota dirigida por Luis Maldonado, jefe del Departamento General de Policía, al Juez del Crimen D. José Elías Rodríguez, informando que acaba de ponerse preso en el cuartel a D. Francisco Icazate quien, acompañado de un gringo, ha estropeado y herido a un soldado de policía, descargando el odio y venganza que tiene gratuitamente al departamento que preside y que el soldado herido, está en el cuartel para que el señor juez tome conocimiento que estime de justicia en la presente causa. 
Al día siguiente se toma declaración a: 
 - El soldado de policía herido Juan Barroso, natural de San Luis, de 22 años, soltero. Declara que, en la mañana del día anterior, estaba en la esquina de la casa de D. Pedro Núñez, después de que le relevaron de la toma y allí pidió un vaso de aguardiente que, al pagarla con un real, vino una niña que dijo que él era un pícaro que había ido a saltear en su casa, a la que le contestó que le diese vuelta por qué había dicho ella que era un pícaro y que se iba, repitiendo nuevamente la niña que era cierto que era un pícaro, que entonces, repitiendo a esta, con palabras groseras que no recuerda, en ese momento se presentó un hombre de barba rubia que no conoce armado de un palo y el otro, Rosendo Núñez con un ladrillo en la mano y el primero volvió a dejarlo y disparando el declarante a tomar su caballo, el segundo le tiró unas piedras, habiéndole pegado en el cuadril y entonces fue cuando echó mano al sable y en ese momento vino el primer individuo rubio y le agarró de la garganta, dándole en tierra y fue cuando D. Rosendo Núñez le tomó de los cabellos y le comenzó a pegar y no sabe con qué arma o si con la mano, que entonces lo ataron y le quitaron el sable y después de haber permanecido como una hora atado lo traían y al pasar por la casa de D. ª Dominga Maldonado, esta señora lo pidió, comprometiéndose a responder por él y al no acceder a esta súplica, mandó la referida señora dar parte, viniendo inmediatamente el teniente Gómez, quien lo puso en libertad y lo desató y que las personas que presenciaron estos hechos fueron los de la casa y unas mujeres de la casa del alférez D. Juan Carrera. 
- D. Rosendo Núñez, natural de San Luis, de veinte años, soltero, platero de profesión, quien se halla arrestado en la cárcel pública. Declara que en la mañana del día anterior se encontraba en su casa trabajando en donde se presentó el soldado Juan Barroso y le desafió a jugar con él y su hermana al monte, a lo que le contestó que no sabía jugar y el tal Barroso comenzó a insultarle y fue cuando entró su hermana y le insultó “con las palabras, las más groseras, como las de p… y otras, diciendo que así lo hacía porque en la casa lo tenían por pícaro y que la señora le dijo que era verdad”. Fue entonces cuando la hermana del declarante llamó a su esposo D. Jacinto Icasati quien se presentó y entonces salió el soldado Barroso al umbral de la puerta, siempre insultándolos con las mismas palabras groseras, sacando el sable y tirándole una estacada sin alcanzarle; el señor Icasati lo tomó entonces por la garganta y lo tiró en tierra dándole una trompada, quitándole el sable y atándolo, conduciéndolo al Jefe de Policía y que las personas que presenciaron estos hechos fueron D. Lino Páez y unas mujeres que estaban en la casa del alférez D. Juan Carrera. 
- D. Jacinto Icasati, natural de San Juan, de 41 años de edad, casado, teniente coronel del Ejército Nacional. Declara que no conocía al soldado Juan Barroso y que en la mañana del día anterior estuvo en su casa, que desconoce lo que sucedió antes con el soldado y que fue llamado por su señora a quien insultaba con palabras groseras el soldado Barroso, que entonces el declarante, en lugar de ordenarle que se retirase, le suplicó por favor que lo hiciera, a lo que soldado siguió insultando y que al salir al umbral de la puerta sacó el sable y procuró tirar una estacada a su hermano sin poder ofenderle y fue en este momento cuando él le agarró por la garganta, lo tiró al suelo y le pegó una trompada, lo desarmaron y lo ataron, con el objeto de conducirlo en presencia de su jefe y lo había llevado hasta casa de D. ª Dominga Maldonado, dejándose caer al suelo y entonces esta señora se empeñó en hacerse cargo y responder por el soldado Barroso, a lo que consintieron de inmediato. Añade el declarante que entre los varios insultos que le dijera el soldado como lo de pícaro, salteador y otros, también dijo que el Jefe de Policía deseaba que cayese él y su suegra, D. ª Carmen Lucero y que los que presenciaron los hechos fueron D. Lino Páez y unas mujeres que estaban en la casa del alférez D. Juan Carrera. Visto el estado de esta causa, el 21/09/1860 se ordena que se ponga en libertad a los ciudadanos D. Jacinto Icasati y D. Rosendo Núñez.